Artrosis y Fisioterapia: mejora tu calidad de vida
¿Qué es la artrosis?
La artrosis es una enfermedad articular crónica y progresiva que afecta a millones de personas en el mundo. Se produce por el desgaste del cartílago, una estructura que recubre los extremos de los huesos dentro de las articulaciones y facilita el movimiento sin fricción. A medida que el cartílago se deteriora, los huesos comienzan a rozarse entre sí, lo que provoca dolor, rigidez e inflamación. Aunque la artrosis no tiene cura, un tratamiento adecuado, especialmente a través de la fisioterapia, puede mejorar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.
¿ Que síntomas da la artrosis?
Los síntomas de la artrosis se desarrollan de forma progresiva y varían según la articulación afectada. Los más comunes incluyen:
Dolor articular: Se experimenta inicialmente con el movimiento y mejora con el reposo. Con el tiempo, el dolor puede volverse constante, incluso en reposo o durante la noche.
Rigidez matutina: Las articulaciones pueden sentirse rígidas al despertar o después de periodos prolongados de inactividad. Esta sensación suele durar menos de 30 minutos, pero puede afectar la movilidad y dificultar la rutina diaria.
Pérdida de flexibilidad y movilidad: La limitación en el rango de movimiento puede dificultar actividades simples como caminar, subir escaleras, vestirse o sostener objetos.
Inflamación articular: En algunos casos, las articulaciones pueden hincharse debido a la inflamación, acumulación de líquido o irritación de los tejidos circundantes.
Deformidad articular: Con el avance de la enfermedad, los huesos pueden sufrir alteraciones estructurales, lo que lleva a deformaciones visibles, especialmente en las manos y rodillas.
Crujidos o chasquidos: Muchas personas con artrosis experimentan un sonido de "crujido" o "rozamiento" en la articulación al moverse, debido a la pérdida del cartílago protector.
¿Qué causa la Artrosis y cuales son los factores de riesgo?
La artrosis no tiene una única causa, sino que es el resultado de una combinación de factores que contribuyen al desgaste del cartílago. Entre los principales factores de riesgo se encuentran:
Envejecimiento: con el paso de los años, el cartílago pierde su capacidad de regeneración y se vuelve más vulnerable al desgaste. Por eso, la artrosis es más frecuente en personas mayores de 50 años.
Predisposición genética: en algunos casos, la artrosis puede tener un componente hereditario. Si hay antecedentes familiares de la enfermedad, existe un mayor riesgo de desarrollarla.
Obesidad y sobrepeso: el exceso de peso aumenta la carga sobre las articulaciones, especialmente en las rodillas, caderas y columna vertebral, acelerando el desgaste del cartílago.
Lesiones articulares previas: golpes, fracturas, esguinces o cirugías previas pueden dañar la articulación y predisponer al desarrollo de artrosis, incluso años después de la lesión.
Uso excesivo de las articulaciones: actividades repetitivas, ya sea por trabajo o deporte, pueden generar un desgaste prematuro en ciertas articulaciones. Profesiones como albañiles, agricultores y atletas de alto impacto tienen un mayor riesgo.
Desequilibrios musculares y mala postura: una musculatura débil o descompensada puede generar una carga desigual en las articulaciones, favoreciendo su deterioro.
Enfermedades metabólicas y hormonales: condiciones como la diabetes, la gota y los cambios hormonales en la menopausia pueden aumentar el riesgo de desarrollar artrosis.
¿Cómo Puede Ayudar la Fisioterapia en la Artrosis?
El tratamiento fisioterapéutico es clave para reducir el dolor, mejorar la movilidad y fortalecer la musculatura que rodea las articulaciones afectadas. Entre los principales beneficios de la fisioterapia para la artrosis destacan:
Ejercicios terapéuticos: un plan de ejercicios personalizados ayuda a fortalecer los músculos, mejorar la flexibilidad y reducir la rigidez articular. Actividades como el ejercicio acuático, el yoga, ejercicio de musculación o el Pilates pueden ser muy beneficiosas.
Terapia manual: técnicas como los masajes, la movilización articular y el estiramiento ayudan a aliviar la tensión y mejorar la movilidad.
Electroterapia y termoterapia: El uso de calor, frío, ultrasonido o electroestimulación puede reducir la inflamación y el dolor articular.
Educación y prevención: El fisioterapeuta enseña posturas correctas, hábitos saludables y estrategias para evitar la sobrecarga en las articulaciones.
Ayudas técnicas: En algunos casos, se recomienda el uso de férulas, plantillas o bastones para mejorar la estabilidad y reducir el impacto en las articulaciones.
Si bien la artrosis no tiene cura, un enfoque integral que incluya fisioterapia, ejercicio y buenos hábitos de vida puede marcar la diferencia en la calidad de vida de quienes la padecen. Consultar a un fisioterapeuta es clave para diseñar un tratamiento adaptado a las necesidades individuales y mantener las articulaciones activas y saludables.
Enlaces de interés:
Sociedad Española de Reumatología. artrosis https://www.ser.es/enfermedades/artrosis/
06/03/2025